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viernes, 10 de junio de 2011

Cómo ser feliz en el trabajo

Cómo ser feliz en el trabajo
“EL SEÑOR ENVIARÁ SU BENDICIÓN... SOBRE TODO AQUELLO EN QUE PONGAS TU MANO...” (Deuteronomio 28:8)
La felicidad implica que te sientas bien acerca de ti mismo en medio de tus relaciones y tus logros. Cuando tus dones y habilidades alcancen su pleno desarrollo y son utilizados a través del trabajo de toda una vida, crecerás en confianza y en poder. Aquí tienes siete claves para que seas feliz en tu empleo:
(1) Ve el trabajo como un regalo del Señor y no como un castigo: “...a todo hombre a quien Dios da bienes y riquezas, le da también facultad para que coma de ellas, tome su parte y goce de su trabajo. Esto es don de Dios” (Eclesiastés 5:19);
            (2) Reconoce a Dios como tu verdadero jefe: “Servid de buena voluntad, como al Señor y no a los hombres, sabiendo que el bien que cada uno haga, ése recibirá del Señor” (Efesios 6:7-8);
(3) Dedícate a la tarea que sea compatible con tus dones: “Si alguno... ministra, ministre conforme al poder que Dios da, para que en todo Dios sea glorificado...” (1 Pedro 4:11);
            (4) Aprende lo que puedas acerca de tus tareas: “El sabio... escucha y aumenta su saber, y el inteligente adquiere capacidad...” (Proverbios 1:5);
            (5) Aprovecha la crítica para tu ventaja. De hecho, haz que te sirva para algo, pidiendo sugerencias y corrección: “Pobreza y vergüenza tendrá el que menosprecia el consejo, pero el que acepta la corrección recibirá honra” (Proverbios 13:18);
            (6) Haz más que lo que esperan de ti: “...a cualquiera que te obligue a llevar carga por una milla, ve con él dos” (Mateo 5:41). Pertenece al “club” de los que van la “milla extra”;
            (7) Haz que Jesús sea tu “socio de trabajo”. Sigue estando consciente de la presencia de Cristo durante todo el día mientras realices fielmente tus obligaciones (lee Hebreos 12:2): “Tú guardarás en completa paz a aquél cuyo pensamiento en Ti persevera, porque en Ti ha confiado” (Isaías 26:3).

Trabajar en circunstancias difíciles




"EL SEÑOR DIOS... LO PUSO EN EL HUERTO..., PARA QUE LO LABRARA Y LO CUIDARA" (Génesis 2:15)

trabajando en circunstancias difícilesRechaza cualquier pensamiento de ser la "pobre víctima" que te robe la paz y te prive de estar contento. Tu trabajo, a pesar de los desafíos, habría sido el sueño de tus antepasados. ¿No oraste para conseguir este empleo del cual ahora te quejas? Aunque sea difícil de aceptarlo, estás en estas circunstancias por un motivo, y sólo será por algún tiempo. Estudia el curso; haz los exámenes, termina la carrera y sigue adelante hacia lo que Dios tiene guardado para ti. Hay algo que tienes que aprender y llevar contigo desde tu situación actual hacia la próxima. ¿Como qué? (a) Cimentar aptitudes; (b) Forjar carácter. Aparte de ser hábil con los programas Excel y Word del ordenador puede que tengas que adquirir paciencia y gratitud. Posiblemente debes aprender a dirigir una oficina, además de controlar tus caprichos. Ninguna experiencia es jamás una pérdida de tiempo para los que aman al Señor.
Escucha: "...todas las cosas los ayudan a bien... a los que conforme a su propósito son llamados" (Romanos 8:28b). A veces es difícil ver eso en el mismo instante. Cuando José estuvo en el pozo (lee Génesis 37:23,24) y más tarde en la prisión (capítulo 39:20), era difícil ver que aquella "ruta" le conduciría al palacio, pero así fue (capítulo 41:37-45). Dios tiene un plan magistral para tu vida. Tu presente tarea bien puede ser una preparación para el trabajo que el Señor tiene pensado para ti. Mira atrás y ve los pasos que te han hecho llegar al rumbo actual. Después, confía en que Dios está usando cada experiencia para llevar a cabo su voluntad en ti – y tu alegría.
El trabajo bien hecho da su propia recompensa. Nos proporciona un sentido de valor. Sin un propósito, tendemos a deprimirnos. No caigas en la trampa de la promoción publicitaria exagerada de los medios de comunicación que dice que la gente de éxito no tiene que trabajar. Todos fuimos creados para cumplir una finalidad, independientemente de cuánto dinero haya en nuestra cuenta bancaria.
Quizás has oído predicar que el trabajo fue el resultado de la desobediencia de Adán y Eva (lee Génesis 3:17-19). ¡No! Aunque es verdad que el trabajo tomó un significado diferente, es un error creer que nuestros primeros antepasados vivieron sin objetivo. Desde el momento en que Adán y Eva fueron creados ha estado claro de que Dios se propuso que fuéramos como nuestro Creador: productivos, fructíferos y haciendo labores que contribuyen a los propósitos del Señor. A Adán y Eva se les fue dado el dominio sobre el huerto de Edén (lee Génesis 2:4-25) y ellos disfrutaron de un nivel máximo de realización en sus quehaceres, antes de su decisión egoísta de desobedecer. Escucha: "Tomó... Dios al hombre y lo puso en el huerto de Edén, para que lo labrara y lo cuidara. El Señor Dios formó, pues, de la tierra toda bestia del campo y toda ave de los cielos, y las trajo a Adán para que viera cómo las había de llamar; y el nombre que Adán dio a los seres vivientes, ése es su nombre" (Génesis 2:15,19).


La descripción del primer trabajo consistió en nombrar y supervisar, ¡la posición del gerente más alto! Asimismo, Eva, como ayudante de Adán, fue creada para tomar parte en estos empeños. Un hombre que no tiene mucho trabajo no necesita un asistente. De tal modo, no hace falta que busques más lejos: ¡leyendo tu Biblia te darás cuenta de que el trabajo productivo es el plan de Dios para tu vida!
Dios envía a su pueblo hacia zonas hostiles para ser "sal", que cura y saca lo mejor cuando es esparcida. Es un honor ser escogido para el encargo; ¿te sientes también así?
El Señor sabe que si en cualquier situación nos acomodamos demasiado, tendemos a holgazanear demasiado tiempo allí donde estemos. Al "tostarnos" en la tranquilidad y dicha no contenciosa, nos perdemos las bendiciones que vienen a través del enfoque, del propósito realizado y de la guerra. Sí, ¡guerra! La figura de un soldado nos parece demasiado drástica, pero no te olvides: "...sufre penalidades como buen soldado…" (2 Timoteo 2:3). Hemos sido llamados para entrar en situaciones inhóspitas, tomar el territorio y demostrar a otros lo que es vivir bajo la señoría de Jesús. Nos involucramos muy fácilmente en situaciones mundanas, como jefes agobiantes, politiqueo de oficina, chismorreo que causa enfriamiento de relaciones, y tratamiento injusto, los cuales no nos dejan lograr ver la razón de Dios por estar allí.

¿Se te ha ocurrido que podrías ser el único creyente a quien se le conoce en el lugar de tu trabajo, o mejor dicho: el primero que haga que Cristo sea bien visto y que su mensaje sea atractivo? 

El destino eterno de alguien podría depender de tu testimonio y actuación... Es posible que de momento no esté interesado en lo que tienes que decir, pero la muerte, el divorcio, la enfermedad o la adversidad puede cambiarlo todo en "un abrir y cerrar de ojos". Es cuando el mundo va a buscar el consejo de "los muchachos que echaron al horno ardiendo y también del que arrojaron al foso de los leones" (lee Daniel, capítulos 3 y 6), pues nadie más tiene la respuesta. Así que, "...(hacedlo) [haz] todo para la Gloria de Dios" (1 Corintios 10:31b).

Mientras David estaba fuera en el campo cuidando a las ovejas, los ojos de todo el mundo estaban fijos en Saúl. Pero no los de Dios; los suyos estaban en David, observando cómo adoraba, cómo su carácter, relación con Él y temor del Señor se desarrollaban, y cómo enfrentaba el mal. ¿Sería intimidado fácilmente, o tenía la "madera" de la cual los reyes deberían estár hechos? ¿Cómo se comportaría en la batalla? ¿Vería a un gigante humano, o a un Dios gigantesco apoyándole? ¿Era orgulloso y autosuficiente, corriendo delante del Señor, o confiaba únicamente en Él? ¿Sería justo con las personas? ¿Cómo manejaría la autoridad? ¿Hablaría mal de aquéllos que estaban por encima de él o respetaría a los que estaban en autoridad, independientemente de sus defectos personales?

David no era totalmente consciente de aquello que Dios había planificado para él, pero reconoció al Señor en todos sus caminos. Alguien dijo una vez: "El carácter es lo que eres cuando nadie te mira". Bien, ¡Dios siempre está mirando! Él observaba a David; ¡y también te vigila a ti!
La mayoría de nosotros no trabaja como si el Señor nos observara o incluso se preocupara por el trabajo que estamos haciendo. Fallamos en darnos cuenta de que la promoción no viene "...ni de oriente ni de occidente..., ...[sino de] Dios" (Salmo 75:6-7). ¿Entiendes que aunque tu oficio actual pueda ser dificilísimo, el Señor te ha colocado allí para un propósito? Él te ha puesto en ese lugar para que puedas aprender a tratar con el enemigo, crecer en gracia y madurez y ser entrenado para cosas mejores. ¡Piénsatelo!

¿Piensas que tienes una labor difícil?

David trabajó para un rey violento, atormentado por un espíritu malo que le arrojó lanzas (lee 1 Samuel 18:10)... La tarea de David consistía en traer paz, orden y productividad en esa situación peligrosa. Observa dos cosas importantes:

(1) David no intentó orar para que desapareciera su problema. Si hubiera orado para que el espíritu malo de Saúl se alejara de él, habría eliminado la oportunidad de servir a Dios en aquel entorno y en los siguientes. David sabía que el Señor tenía para él algo bueno en el "tintero", y por eso siguió alegre, atento a la voz de Dios y averiguó lo que hacía falta en cada momento a fin de que el Señor apareciera. Dios es un "profesional" en cómo resolver problemas, y cuando los ve, envía a su delegado "profesional". El Señor puede equiparte para la solución en cualquier problema, con el propósito de que Él pueda ser manifestado en medio de la confusión;

(2) Cuando David fue llamado, no acudió con las manos vacías; llegó con regalos. Él trajo "...un asno cargado de pan…" (1 Samuel 16:20). ¡También se llevó su arpa y la habilidad para tocarla (lee 1 Samuel 16:14-18)! No preguntó: "¿Qué provecho sacaré de esto?". Tenemos que deshacernos de nuestro espíritu de "dame" y sustituirlo por un corazón que está dispuesto a servir. Esto implica mantener una postura correcta que diga: `Puede ser que sea un tiempo difícil, pero sólo es temporal. Por lo tanto, comprobaré mi actitud regularmente y estaré agradecido por lo que tengo, para que se me pueda confiar lo que estoy a punto de recibir. Mientras estoy aquí, voy a hacer feliz al Señor. Él me escogió para esta tarea, y demostraré a aquéllos con los que trabajo que tengo algo que ellos necesitan'.

David sabía que Dios le había llamado antes de que fuera a trabajar para el rey Saúl. ¡Esto es muy importante! Aparte de lo que haces, debes saber quien eres; de lo contrario terminarás trabajando con más empeño para ser apreciado que por tus quehaceres. Esto no sólo envía la señal equivocada a tus compañeros de trabajo y a tus supervisores, también te priva de tu verdadera identidad en Cristo, además de la base sólida de seguridad, apacibilidad y alegría que tu tarea provee. Más bien, tu autoestima fluctuará como la popularidad de un político en un año electoral, subiendo un día y bajando el siguiente...

En lo que se refiere a tu estado de ánimo y desilusiones inesperadas, aparte de unos pocos momentos de eulogio que puede o no ser sincero, terminarás por estar metido en una "montaña rusa", ya que cuando otros se enteren de que te desenvuelves a través del reconocimiento, tendrán la "llave" para manipularte con el fin de llevar a cabo sus propios objetivos.
Estar sediento de reconocimiento da poder a otros sobre ti para limitarte e influenciarte. ¡Esto es peligroso! Es difícil oír la voz del Señor (que a menudo nos guía en contra de la "marea" de la opinión popular) cuando has afinado tus oídos para responder sólo a la voz del jefe o a los comentarios del cliente.

Escucha: "...hacedlo todo para la Gloria de Dios  " (1 Corintios 10:31b). Ya sea barriendo o planificando un presupuesto, ¡hazlo todo como para el Señor! Cuando experimentas su gozo en lo que estás haciendo, incluso si es algo que no te gusta hacer particularmente pero sabes que estás donde debes estar por ahora, no necesitas la afirmación de nadie más.

"Cómo ser feliz en el trabajo" y "Trabajar en circunstancias difíciles" han sido publicados en "La Palabra Para Hoy", escrito por Bob y Debbie Gass, con la colaboración de Ruth Gass Halliday

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